El esplendor de la Marina Científica: las grandes expediciones del siglo XVIII
En el último tercio del siglo XVIII, coincidiendo con el reinado de Carlos III, llega la explosión de la Marina Científica que había ido madurando durante todo el siglo.
Es el momento de las grandes expediciones científicas, en las que la cartografía se convierte en meta primordial. La cúspide de esta evolución, por su perfección y por su trascendencia futura, fue el Atlas Marítimo de España de Vicente Tofiño, figura clave en la moderna cartografía española, quien como director de la Real Academia de Guardiamarinas y del Real Observatorio de la Armada, diseñó un nuevo plan de formación por el que pasaron todas las figuras de la marina científica de fines de siglo.
La cartografía no vivió ajena a esta escalada de prosperidad científica y la producción creció notablemente gracias a la creación de establecimientos públicos dedicados a este fin y a la irrupción de nuevas empresas comerciales.
En este auge de la cartografía, habría que destacar el papel puntero desempeñado por la Marina Española durante la segunda mitad del siglo XVIII. Las necesidades exigidas por las extensas y dispersas posesiones españolas en Ultramar obligó a la Marina a trabajar en pos de un detallado conocimiento geográfico de los territorios dependientes de la Corona.